Rescatando una entrada de mi "diario" de hace exactamente un año:
<<Veo que la cuestión del dogma es la más problemática en este intento de... lo que quiera que sea para con la Iglesia católica (quizás, el cristianismo en general, o incluso cualquier religión tan fuertemente institucionalizada dosctrinalmente). En definitiva, la pregunta es: puedo estudiar esto de un modo meramente racional, meramente espiritual, o con una combinación de ambas actitudes? Y, de no ser así, ello confirma la idea de que no hay "conexión" efectiva entre espiritualidad y dogma? De que detrás del dogma no hay nada? Es dificilísimo encontrar libros que hablen del tema. Tenía la esperanza de que el catecismo se expresara más explícitamente al respecto, pero no es así. Referencias a los testamentos, exégesis y tradición, nada más. Nada "místico". Me sorprende que siga con una actitud tan abierta, aún a estas alturas. El dogma es un axioma. Por qué se necesitan axiomas en la religión? Cualquier justificación sociológica resultaría bastante trivial, creo. Pero no por ello menos plausible. Es decir, podría ser esclarecedora, pero incompleta. El hecho es que en gran medida han sido los dogmas los que han provocado el desmembramiento de la Iglesia. La promulgación o el rechazo de dogmas de acuerdo con determinadas exégesis, por un lado, y juicos éticos por el otro.>>
Un año después, con algo más de perspectiva, me veo capaz de rebatirme a mí mismo y ampliar un poco las miras.
Lo problemático NO es el dogma en sí mismo. El problema surge al cuestionar el dogma. El simple hecho de preguntarse "puedo estudiar esto de un modo meramente racional, meramente espiritual, o con una combinación de ambas actitudes?" ya representa una iniciativa racional. De modo que, rigurosamente, el dogma como tal no puede ser cuestionado aisladamente. No hay forma de alcanzar el dogma "desde fuera". Efectivamente, nada puede afirmarse acerca de su verdad. Puede afirmarse que sea verdad (es lo que hace la religión), pero no puede analizarse tal verdad.
Decimos que desde fuera no puede analizarse. Ahora bien, desde dentro no debe analizarse. Delicada cuestión. Un escéptico-tirando-a-cínico interpretaría este deber como una imposición injustificada, una forma de represión podría decirse. Pero está claro que un creyente no lo verá de este modo. En este punto, es perfectamente lógico que el escéptico considere que el creyente está en error. Pero el creyente argumentará que el dogma trasciende a la lógica. Y es precisamente esta supuesta trascendencia del dogma la que anula cualquier intento racional de "hundirlo". Lo que se sigue de esto es que el dogma podría ser verdad, o no serlo, pero en cualquier caso se encuentra a salvo de cualquier ataque racional.
Decimos que desde fuera no puede analizarse. Ahora bien, desde dentro no debe analizarse. Delicada cuestión. Un escéptico-tirando-a-cínico interpretaría este deber como una imposición injustificada, una forma de represión podría decirse. Pero está claro que un creyente no lo verá de este modo. En este punto, es perfectamente lógico que el escéptico considere que el creyente está en error. Pero el creyente argumentará que el dogma trasciende a la lógica. Y es precisamente esta supuesta trascendencia del dogma la que anula cualquier intento racional de "hundirlo". Lo que se sigue de esto es que el dogma podría ser verdad, o no serlo, pero en cualquier caso se encuentra a salvo de cualquier ataque racional.
Entonces, ¿por qué desde dentro no se debe analizar? La pregunta no es apropiada al contexto. La cuestión es que el creer verdaderamente es incompatible con el querer analizar. Alguien que crea en un dogma no tendrá ninguna necesidad de cuestionarlo. Y si alguien lo cuestiona, es que no cree verdaderamente. Ésta es la lógica, el discurso interno. El problema, por tanto, no radica en el dogma, sino en la fe.
(falta)
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